Desgraciadamente no es una excepción. Buena parte de los exiliados republicanos y antifascistas continúan siendo grandes desconocidos en España, fenómeno que se acentúa más en lo referente a mujeres. No olvidemos que la victoria del ejercito franquista en la guerra civil, supuso una salvaje represión contra los sindicatos y partidos de izquierda, los derechos democráticos, la lengua, la cultura y el arte. El régimen franquista trabajo minuciosamente en una represión intencionada, premeditada, global, despiadada y de elevado afán inquisitorio a todos los niveles que incluía autenticas matanzas, asesinatos, encarcelamientos, torturas, multas, sanciones, purgas, destierros, confiscaciones, censura, inhabilitaciones, coacción, temibles controles de conducta y comportamiento, campos de trabajos forzados, etc. Cientos de miles de personas se exiliaron, entre ellos una lista interminable de escritores, historiadores, intelectuales, científicos y artistas. Mientras tanto, el régimen de Franco dio cobijo y amparo a numerosos nazis en busca y captura por la justicia de varios países europeos.
Durante el franquismo, los científicos y artistas exiliados no existían en los libros, ni en ningún medio de comunicación, salvo y en todo caso para calumniarlos. Después de Franco, salvo excepciones, apenas ha habido esfuerzos gubernamentales y oficiales de carácter divulgativo sobre el exilio. Mientras el aparato represivo franquista quedo injustamente impune, un gobierno mostraba escaso interés en políticas sobre el conocimiento de la represión y de rehabilitación de las victimas. Por tanto, nos resulta injusto, pero no extraño, que la intensa vida y obra de Remedios Varo sea desconocida generación tras generación. Una autentica pena, dado que hablamos de una pintora de gran inteligencia y talento artístico, que pese a su prematura muerte, tiene una producción amplia y notable en cantidad y calidad. Poseía una gran creatividad, ingenio e imaginación, cualidad importante para destacar en la pintura, especialmente en la surrealista, en la que destacó con un inconfundible estilo propio y singular. Su riqueza y originalidad expresiva es impresionante, en todos sus matices y detalles, mezclando realidad, lógica y fantasía.
Nace el 9 de diciembre de 1908 en Anglès, pueblo de la provincia de Gerona. Remedios tuvo una hermana con una muerte temprana. Sus otros dos hermanos fueron Rodrigo y Luis. Su madre Doña Ignacia Urande, era ama de casa, de origen vasca, por lo que veraneaban en San Sebastián donde vivía la familia de su madre. Era devota cristiana y defensora de valores tradicionales. Por el contrario, el padre, Don Rodrigo Varo y Zejalvo, natural de la provincia de Córdoba, era un librepensador, agnóstico, republicano de ideas progresistas, y de compromiso social, que protagonizó polémicas con el clero local. Hombre culto, estudioso de la mineralogía y del idioma esperanto, era ingeniero hidráulico, por lo que debido a su profesión dibujaba, diseñaba, planificaba conducciones de agua, trazaba planos, etc. Todos los estudios insisten en que enseñó y animó a Remedios a dibujar, desde la infancia. Siempre estimuló el interés en la pintura en su hija, incluso dejándola utilizar instrumentos de dibujo que usaba en su trabajo. Resultaba excepcional para la época que un padre atendiera con tanto interés por la formación de una hija. En este sentido, se ha señalado que Don Rodrigo ejerció una influencia de capital importancia en Remedios, quien posibilitó que creciera en un ambiente de inquietudes culturales y artísticas. Mientras su madre y abuela la enseñaban a coser, bordar o diseñar ropa, como a las niñas de su época, su padre la animaba a leer y dibujar. Parece que su infancia fue feliz y sus recuerdos más tempranos han quedado reflejados en buena parte de sus obras. No es de extrañar que Octavio Paz asegurara que Remedios “no inventa, recuerda” [1]
En 1917, se instalan en Madrid, en una vivienda de la calle Segovia y posteriormente se mudan a la calle Manuel Cortina. En Madrid una vez más se plasman lo diferentes que eran sus padres. Su madre la lleva a misa, mientras que visita con frecuencia el Museo del Prado con su padre. Doña Ignacia consigue que se matricule en el Instituto San Isidro, donde terminó sus estudios de Bachillerato. Durante esos años Remedios se interesa por avances y novedades científicas, a la par que aumenta su pasión por el arte. Lee novelas de género policiaco y de autores como Julio Verne, Alexandre Dumas, Edgar Allan Poe, etc.
En una época en la que las mujeres brillaban por su ausencia en el ámbito académico y educativo, Remedios estudia en la escuela de artes y oficios. En la España de la Restauración y la dictadura de Primo de Rivera existían grandes desigualdades jurídicas y sociales de género, en la que se solía mantener a las mujeres fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo. Aun así, Remedios destaca en sus estudios. A los 15 años aprobó un examen para ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Remedios fue una de las primeras mujeres en estudiar en esta institución creada en 1752.
En un contexto sociocultural dominado por hombres, participa en tertulias de la Residencia de Estudiantes, llegando a conocer entre otros a Federico García Lorca (1898-1936) y Luis Buñuel (1900-1983). Y es que la vida de Remedios está llena de contrastes. Habiendo estudiado en colegios de monjas donde se la inculca únicamente el coser y rezar, años después se relaciona con las vanguardias españolas. De esta forma no resulta extraño que posteriormente expresa en sus obras esa huida de tradiciones severas y retrogradas en las que la mujer carece de libertad personal.
Francia y Gerardo Lizarraga
Remedios, recién acaba sus estudios se casa con Gerardo, su compañero de clase, el 6 de septiembre de 1930. Se instalan en Paris, y ella se matricula en la Escuela de Arte Libre de Paris, aunque pronto la abandona. Asiste a cafés donde se reunían artistas e intelectuales y comienza a conocer de primera mano al movimiento surrealista. Pese a que era un movimiento revolucionario y avanzado en su época, y que las mujeres ganaron protagonismo artístico con las vanguardias, existían notables límites y contradicciones. Remedios afirmó que “mi posición era la tímida humilde oyente, no tenía ni la edad ni el aplomo para enfrentarme a ellos, a un Paul Eluard, un Benjamin Peret, o un André Breton. Yo estaba con la boca abierta dentro de ese grupo de personas brillantes y dotadas” [2]. Aun así, terminó siendo respetada, aunque quizá de forma más lenta de lo normal, por el hecho de ser mujer. No olvidemos, que algunos surrealistas consideraban a la mujer como una musa, lo cual constituía un estereotipo y rol de género adverso para Remedios y todas las mujeres. Leonora Carrington (1917-2011), gran amiga de Remedios dijo que “No tuve tiempo para ser la musa de nadie. Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista” [3]. La relación entre feminismo y surrealismo ha sido estudiada y analizada por diversas historiadores del arte feministas. Por su parte, Janet A. Kaplan, biógrafa de Remedios afirma que el surrealismo “regularmente excluye, no solamente a Varo, sino virtualmente a todas las mujeres asociadas con el movimiento” [4].
Francia y la Guerra Civil
En 1932 regresan de Francia, instalándose en Barcelona. Hacen trabajos y dibujos para agencias publicitarias y llegó a trabajar para Thompson. En 1935 termina su relación con Gerardo. Hasta 1937 vive en la Plaza de Lesseps. Allí, en 1935, compartió un estudio de pintura con el pintor surrealista Esteban Francés (1913-1976), quien fuera su amante y uno de sus compañeros creativos más importante en su vida. Esteban anima a Remedios a introducirse en el movimiento surrealista, capitaneado por André Breton (1896-1966), quien en 1924 elaboró el Primer Manifiesto Surrealista. En 1935 el pintor surrealista francés, Marcel Jean (1900-1993) y Oscar Domínguez (1906-1957) llegan a Barcelona y realizan trabajos conjuntos, los llamados cadáveres exquisitos, acercándose aun mas al surrealismo.
En 1936 conoce al poeta surrealista francés Benjamin Peret (1859-1959), una de las personas más importantes en la vida de Remedios y con quien acabará teniendo una larga relación. El poeta surrealista Paul Éluard (1895-1952), a quien Remedios había conocido en Francia, presenta en Barcelona una exposición sobre Picasso organizada por la Asociación de Amigos del Arte Nuevo. Ese año se integra en el grupo Logicofobista, creado en enero de 1936, fue un movimiento vanguardista de claras influencias surrealistas que fue presentado el 4 de mayo de 1936 en Barcelona en una exposición en los sótanos de la librería Catalonia, en Ronda de Sant Pere nº 3. Se expusieron 39 obras, 3 de las cuales eran de Remedios y de su compañera Maruja Mallo. Desgraciadamente, no se conservan buena parte de las obras que se expusieron. La exposición tuvo cierta resonancia y tenían intenciones de presentaciones y extender el movimiento en Madrid y otros lugares, pero la guerra civil truncó el proyecto.
Remedios comenzó una relación con Benjamin Peret, una persona con un gran compromiso social y conciencia política, que había estado organizado en Francia en círculos trotskistas. En Barcelona se afilia al POUM y se alista voluntario para combatir cuando empieza la guerra, llegando a pertenecer al Batallón Nestor Makhno de la Columna Durruti en el Frente de Teruel. Por otro lado, Gerardo, su anterior pareja trabajó como cartógrafo para el ejército republicano hasta el final de la guerra. Pese a que la cubana y biógrafa de Remedios, Zoe Valdes, afirma que en Varo no hay ninguna ideología, su vida y actuaciones poseen una gran carga política progresista y antifascista. Otro de sus mejores amigos Manuel Viola (1916-1987), también estuvo en la órbita del POUM y combatió en la guerra civil. Y no hace falta mencionar que la propia Remedios se opuso al alzamiento militar.
Remedios solo estuvo en España el primer año de Guerra Civil. En 1937 vuelve a Paris con Benjamín Peret. Parece que una de las razones la encontramos en la persecución que comenzaba a sufrir el POUM por parte del estalinismo. De vuelta a Francia, Benjamin Peret sigue militando políticamente en la izquierda revolucionaria trotskista y colabora en la Federación Internacional del Arte Revolucionario e Independiente. Por otro lado, las obras de Remedios comienzan a ser expuestas en muestras surrealistas de diferentes ciudades, como Londres en 1937 o en la Exposición Internacional del Surrealismo en Tokio aquel mismo año. En 1938 se exponen algunas de sus obras en la galería de Bellas Artes en Paris, y en la galería Robert en Ámsterdam, mientras que en 1940 se exponen en México. Es decir, obras de arte de una mujer española eran expuestas por distintos países e incluso continentes. Remedios conoce a algunos de los artistas e intelectuales más sobresalientes del momento, guardando amistad con algunos de ellos. Conoce a André Breton, es amiga del escritor surrealista René Daumal (1908-1944), el pintor rumano Victor Brauner (1903-1966), etc. Sobre la estancia en Paris, Remedios afirmara en 1960: “No es fácil vivir de la pintura en Paris. Tuve muchas especialidades, entre ellas fui locutora. Traducía conferencias para latinoamericanos” [5].
Posguerra y Segunda Guerra Mundial. Exilio mexicano
El fin de la guerra civil con la victoria del ejército liderado por Franco, supuso un drástico retroceso en los derechos y libertades. Todos los avances de los años anteriores fueron anulados. Se instauró una dictadura de partido único con claras influencias fascistas. Los sindicatos UGT y CNT fueron ilegalizados. Lo mismo ocurrió con los partidos y organizaciones de izquierdas (PCE, PSOE, POUM, JSU, etc). Los dirigentes y militantes de estas organizaciones fueron perseguidos, encarcelados y en muchos casos fusilados. Se procedió a decretar una legislación opresora que institucionalizaba la represión contra todo tipo de oposición. El 9 de febrero de 1939 se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, que aplicándose con carácter retroactivo desde 1934, convertía en ilegal lo que fue legal durante la II Republica. Por tanto, tener antecedentes republicanos y de izquierdas, incluso antes del inicio de la guerra, era motivo de castigo. Se podía condenar a cualquiera; no solo por actos cometidos durante la guerra, sino por ejercer derechos y libertades que eran perfectamente legítimos durante la Republica. Remedios Varo, no podía volver a España. Un país en el que, con la victoria de Franco, las mujeres sufrieron una enorme involución legislativa, perdiendo todos los derechos y libertades conquistados durante la Republica. Este retroceso social afectaba teóricamente a todas las mujeres, aunque las más perjudicadas y con gran diferencia fueron las mujeres republicanas que habían perdido la guerra. Estudios sobre la represión franquista indican que al terminar la guerra había cerca ce 363.000 presos, de los que entre 20.000 y 30.000 eran mujeres [6]. Los fusilamientos durante la posguerra rondan los 192.000 según diversos historiadores, y entre ellos hay constancia de ejecuciones de numerosas mujeres. En las tapias del cementerio de la Almudena, de los 2663 asesinados entre 1939 y 1945, 87 eran mujeres [7], entre ellas las llamadas 13 rosas, de las cuales 7 eran menores de edad. Otras tantas mujeres con destacada trayectoria militante durante la Segunda República fueron ejecutadas. Podemos citar a María Domínguez Remon (1882-1936), que accedió a la alcaldía de Gallur (Zaragoza), siendo la primera mujer que accedió a dicho cargo, fue fusilada en 1936. Triste final que también tuvo su marido. Recientemente continúan excavándose fosas comunes en las que aparecen cadáveres de mujeres fusiladas durante el franquismo, algunas de ellas embarazadas [8].
El nuevo modelo femenino impuesto era el de sumisa ama de casa. Franco prohíbe ejercer numerosos empleos y profesiones a mujeres y realiza depuraciones en toda la administración y organismos del Estado contra cualquiera que no comulgase con el régimen. Las mentes más brillantes del arte, la cultura, ciencia y la intelectualidad española que habían sobrevivido a la represión, estaban fuera de España, y en muchos casos no volvieron jamás, como el caso de Remedios Varo.
Remedios se topa de lleno con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en Francia. Cuando los nazis invaden Francia, su vida corre peligro, así como la de su pareja y amistades. Puede ser deportada a la España de Franco. De Paris huyen a Perpignan y a Marsella para evitar ser detenidos. Se encuentra en compañía de personajes como Jacques Herlod o Víctor Brauner, entre otros. Benjamien Peret es detenido en mayo de 1940. Pese a las precauciones es detenida por los nazis, se supone que sobre todo por ser la compañera sentimental de Peret y por dar refugio a un desertor del ejército francés[9]. Su detención se alarga durante meses, pero consigue huir con Benjamín Peret; primero a Marruecos (Casablanca), desde donde parten tras múltiples peripecias, riesgos y barcos abarrotados al puerto de Veracruz. Recibieron ayuda para escapar, entre ellos del americano Varian Fry, líder del denominado Comité de Rescate de Emergencia. Remedios y Benjamin consiguieron llegar a México en diciembre de 1941. Muchos otros no logran huir de la represión fascista. Algunos amigos suyos son detenidos y torturados. Su ex marido, Gerardo Lizarraga, termina en el campo de concentración francés de Argelès, junto con miles de republicanos españoles. Su amigo Manuel Viola también sufrió los campos de concentración en las playas francesas. Ella se enteró de su internamiento al verlo casualmente durante la emisión de un documental sobre aquel campo de internamiento. Remedios, como tantos otros exiliados, jamás volverá a España. No olvidemos que México, gobernado por Lázaro Cárdenas, acogió voluntariamente y con entusiasmo a buena parte del exilio republicano y antifascista. Aunque, pese a la buena acogida gubernamental, según cuenta el hijo de Gerardo Lizarraga, un artista como Diego Rivera (1886-1957) era “hispanófobo a morir” [10], mientras que Benjamin Peret desconfiaba del pintor mexicano por creerlo implicado en el asesinato de León Trotsky (1879-1940). Pero no será la única pintora española que se exilia en México; Manuela Ballester (1908-1994) y Paquita Rubio (1911-2008) sufren los campos de concentración franceses antes de llegar al país latinoamericano. Las pintoras Soledad Martínez, Carmen Milla y Elisa Piqueras también se exilian en México. Maruja Mallo se refugia en Argentina.
En la década de los 40, algunas de sus obras continúan apareciendo en exposiciones del movimiento surrealista en Nueva York (1942), Paris (1947), etc. Pero, en general los primeros años en México no fueron fáciles. Ella se gana la vida con distintos trabajos como decoradora, diseñadora de mascaras y de vestuario para teatro y ballet. Realiza trabajos de publicidad bélica para los aliados en plena Segunda Guerra Mundial. También realiza dibujos y carteles publicitarios para Bayer entre 1942 y 1949, que firma con el nombre de “Uranga”, apellido de su madre. Mientras tanto, Benjamín Peret trabajaba como profesor y traductor de francés. Pero se separan en 1947. Benjamin, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial no desea quedarse en México y quiere volver a Francia, donde prosigue trabajando con el movimiento surrealista. En 1958, Remedios cruzara el Atlántico para despedirse de su ex marido cuando se encontraba gravemente enfermo.
Marcha a Venezuela y regreso definitivo a México
Remedios comenzó una relación con el piloto exiliado francés Jean Nicolle y se instaló en Venezuela durante dos años. En este país se encuentra su hermano Rodrigo, que era el jefe de epidemiologia del Ministerio de Salud Pública y la ayuda a conseguir algunos trabajos. Remedios consigue trabajo como dibujante de ilustración de insectos en la Misión Científica Francesa de América Latina. Se convierte en una ilustradora entomológica, realizando trabajos técnicos especializados, reproduciendo insectos observados mediante microscopios, especialmente los mosquitos que trasladan la malaria. En 1949, vuelve a México definitivamente, donde convive con numerosos exiliados republicanos españoles, siendo su casa habitual lugar de encuentro de antiguos amigos que conoció en Paris y de otros artistas e intelectuales: el artista plástico Gunther Gerzso (1915-2000) Gordon Onslow Ford (1912-2003), Luis Buñuel, Wolfgang Paalen (1905-1959) y su mujer, Alice Rahon (1904-1987), ambos pintores surrealistas, la fotógrafa anarquista Kathi Horna (1912-2000), etc. Mención especial merece su amistad con otra mujer, Leonora Carrington, con quien compartirá una estrecha relación creativa, además de amistosa. De hecho Remedios presenta a Leonora al fotógrafo Chiki Weisz (1911-2007), con quien posteriormente se casó [11]. Mientras tanto, sigue interesándose por las novelas, la biología, la ciencia, el psicoanálisis, la botánica, la astronómia, la física, etc.
Tras volver a México, aumentó su profesionalización en el mundo artístico. Lo que en un principio pareció como refugio temporal, se convierte en su definitivo lugar de vida. Su vida cambia cuando conoce a Walter Gruen (1914-2008), un refugiado austriaco que había sufrido los campos de concentración nazis de Dachau y Buchenwald, quien será su tercer marido, tras casarse con él en 1952. Su nuevo matrimonio la garantiza una seguridad y estabilidad económica que la permite dedicarse en exclusiva al arte y la pintura. Walter Gruen la animó a abandonar el carácter comercial y publicitario de sus trabajos y a dedicarse plenamente a la pintura. Su producción artística aumenta notablemente. Su amiga Leonora Carrington también la anima a pintar. En 1955 participa en una exposición en la galería Diana, y tras el éxito, al año siguiente presenta su primera exposición individual en la misma galería. Recibe una inesperada y gran acogida: expuso 12 obras y vendió varios cuadros y posteriormente recibió diversos encargos. En 1962 realiza su segunda exposición individual en la Galería Juan Martín, con 16 piezas, entre ellas un tríptico [12]. Remedios conseguía un gran interés del público, mientras tanto el panorama artístico en España era muy pobre y con escasa presencia de mujeres en la pintura. El promedio de mujeres pintoras en las galerías de arte españolas era ínfimo.
El 8 de octubre de 1963, a los 55 años de edad, en el apogeo de su carrera artística, murió repentinamente, de un ataque al corazón. Había recibido el encargo de pintar un mural para el nuevo pabellón oncológico del Centro Medico de la Ciudad de México, pero su prematura muerte truncó el proyecto [13]. Tampoco terminó su obra “Música del bosque”, en donde representaba a su marido en un bosque, supuestamente ubicado en Austria, su país de origen. A lo largo de su vida había pintado 364 obras [14]; también hizo una escultura con huesos de animales, concretamente de pavo y pollo. Incluso un ensayo de humor titulado Homo Rodans y otros relatos como “Recetas y consejos para ahuyentar los sueños inoportunos, el insomnio y los desiertos de arenas movedizas bajo la cama”, “Días de meditación” y “Trigo, aceitunas y naranjas, presérvate del frío con lana de oveja”. Murió joven, y su producción artística podría haber sido mayor de haber vivido más años. Una muerte que pasó completamente desapercibida en España, que continuaba dominada por un régimen dictatorial obsesionado con aplicar castigos ejemplarizantes y aniquilar resistencias, para imponer mediante el terror la resignación, pasividad y el olvido. En los años 60, el régimen llevaba décadas esforzándose en una feroz reconquista ideológica, con el crucifijo en las escuelas, falseando el pasado y el presente. Llevaban ya casi 30 años imponiendo nuevos referentes históricos ideológicos en los que cualquier corriente, personaje o pensamiento laico o mínimamente progresista estaba fuera de lugar. Aun hoy sufrimos en diversos ámbitos, las secuelas de semejante barbarie.
Sus dotes creativas eran sobresalientes, así como su minuciosidad, meticulosidad y detallismo. Reproducía tecnología, naturaleza, ciudades, paisajes, torres, gatos, castillos fantásticos. En ocasiones se produce una fusión entre naturaleza y arquitectura. En buena parte de sus obras la mujer es protagonista, como agente creadora y figura poderosa. Como pintora surrealista se perciben revelaciones del subconsciente, elementos oníricos y una libre asociación de imágenes, con una simbología de difícil interpretación. En sus obras podemos ver desde a un relojero rodeado de relojes que marcan la misma hora (La revelación, 1955), una persona buscando el hilo invisible que une un pentagrama (Armonía, 1956), a un vagabundo vestido con un traje indescriptible (Vagabundo, 1957), a una mujer lechuza pintando aves que salen a volar desde el papel (Creación de aves, 1957), a personajes cuyo pelo es una nube y la barba un medio de transporte (Locomoción capilar, 1959), sombras besándose en el suelo (La despedida, 1961), un científico enigmático experimentando con plantas (Planta insumisa, 1961), una mujer pájaro soplando una flauta doble (El trovador, 1961). Por no hablar de originales obras como Fenomeno (1962), Transito espiral (1962), Naturaleza muerta resucitando (1963), etc.
Algunos expertos en Remedios han señalado la singularidad y originalidad de su estilo. Aunque pese a tener un estilo muy personal, a veces encontramos diferencias notables entre unas obras y otras. Zoe Valdes asegura que: “cada cuadro de remedios varo es una novela”. La crítica de arte Margarita Nelken (1902-1995) aseguraba un año después de su muerte que: “La producción de Remedios Varo tiene el sereno decurso de un río que nada empuja ni detiene. La técnica no es acierto, ni siquiera certidumbre, es virtuosismo espontáneo. Algo en que no aparece, no puede jamás aparecer la menor falla” [15]. Por su parte, Octavio Paz aseguraba que: “no pinta el tiempo sino la fantasía contra el furor en que el tiempo reposa” [16]. Janet A. Kaplan manifiesta que Remedios sitúa “escenas emocionalmente complejas en un ambiente doméstico y cotidiano” [17].
Desconocida en España
En 2018, se estrenó una obra de teatro en Paraguay sobre la vida de Remedios Varo, dirigida por Raquel Martínez, quien afirmo que “En la obra, contamos que luchó para dejar de ser una musa y convertirse en una creadora porque en ese tiempo los pintores seguían teniendo a la mujer como una modelo” [17] Remedios Varo continúa despertando simpatías en América. En 2019, el grupo de música mexicano Virrey, tituló “Remedios Varo” a una de sus canciones de su disco Anima. Pero Remedios continúa siendo una desconocida en España, donde escasamente se disponen tres lienzos en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Razón de más para que multipliquemos esfuerzos para no dejar que lo mejor de nuestro pasado caiga en el olvido. Debemos mantener viva la memoria histórica de los oprimidos y del exilio, y continuar intentando romper con todas las herencias culturales, sociales y políticas del franquismo, con una clara perspectiva de transformación social.
Remedios Varo Obras de Arte
