📽¿Es o no, la misma historia?🎥

son dos películas que van de crackers. Del comienzo de la existencia de tales rompedores de defensas y hurto de datos. La primera es una peli norteamericana, con esa carga de ingenuidad y buenismo que tanto gusta en dicho área geográfica.

Dirigida por: Robin Bates; Compañía productora: WGBH; Fecha de estreno: TV Movie 3 de octubre de 1990

Captura de pantalla de 2021-06-02 18-38-55Nos cuenta como, en 1986, el astrónomo convertido en informático Clifford Stoll que trabaja en un sistema informático en el Laboratorio Lawrence Berkeley, observa una discrepancia de 75 centavos entre los cargos impresos por dos programas de contabilidad. Intrigado, llega a la conclusión que el sistema estaba siendo pirateado, y se empeña en encontrar a los culpables. Se supone que es una recreación de cómo siguió la pista de un cracker del KGB a través de Ethernet hasta Hannover (Alemania).

https://i1.wp.com/clipartmag.com/images/letter-l-clipart-13.pnga segunda es alemana y, para mi, bastante más real. O si se prefiere más fiel a la realidad y menos fantasiosa.  Es conocida como «23″, pero su título real es: Nichts ist so wie es scheint. («Nada es lo que parece»), es una película de suspense dramático de 1998 sobre un joven hacker, Karl Koch, que murió el 23 de mayo de 1989, presuntamente suicidado. Dirigida por Hans-Christian Schmid, que también participó en el guión. El título deriva de la obsesión del protagonista por el número 23, un fenómeno que suele describirse como apofonía. Aunque la película fue bien recibida por la crítica y el público, su exactitud ha sido discutida por algunos testigos de los hechos reales en los que se basó.

220px-23MovieFrenchDVDCoverEn la Alemania de los años 80, en plena Guerra Fría, Karl Koch (August Diehl), de 19 años, (en muy mala relación con padre sumamente autoritario y posiblemente antiguo nazi) encuentra el mundo que le rodea amenazante y caótico. Inspirado por el personaje ficticio Hagbard Celine (de la trilogía Illuminatus! de Robert Anton Wilson y Robert Shea), comienza a investigar el trasfondo del poder político y económico y descubre indicios que le hacen creer en una conspiración mundial.

En un hacklab del Chaos Computer Club, Karl conoce al estudiante David (Fabian Busch). David y Karl son capaces de craquear la red mundial de datos -que, en este momento, todavía está en su fase inicial- y su creencia en la justicia social les impulsa a realizar tareas de espionaje para el KGB. Impulsado por los contactos con un traficante de drogas – y por la creciente presión del KGB para crakear con éxito sistemas extranjeros – Karl entra en una espiral de dependencia de la cocaína y se aleja cada vez más de David.

En un estado de adicción a las drogas, Karl comienza a sentarse frente a su ordenador durante días. Sin poder dormir, también se vuelve cada vez más delirante. Cuando David revela públicamente la actividad de espionaje en la que han participado los dos hombres, Karl se queda solo para afrontar las consecuencias. El colapso no tarda en llegar.

Vi ambas películas en momentos distintos, pero con el tiempo y tras verlas seguidas, llegué a la conclusión de que cuentan la misma historia desde dos puntos de vistas opuestos.

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